La
Guardia Civil estará atenta a una familia problemática de Isso (Albacete)
16-07-2014
El subdelegado del Gobierno en Albacete,
Federico Pozuelo, ha asegurado que la Guardia Civil estará atenta a posibles
problemas en la pedanía de Isso (Hellín), por la llegada de una familia de
etnia gitana que ha causado alarma entre los vecinos, aunque ha restado
importancia al asunto y descarta reforzar agentes.
Pozuelo se ha referido a esta situación
hoy tras una rueda de prensa en el centro de exámenes de Tráfico, y a preguntas
de los periodistas sobre la llegada de esta familia ha dicho que son
"quince o veinte componentes", y que sí es cierto que "han
tenido algún problema con alguien".
Se trata de una familia de etnia gitana,
"que reside allí", en la pedanía hellinera, ha confirmado Pozuelo,
que ha dicho que ayer mismo habló con el capitán de la Guardia Civil y que
"están al tanto" de posibles conflictos.
Pozuelo ha asegurado que aunque ha habido
algún incidente con esta familia y los vecinos de Isso, es algo "no más
allá" de lo que se produce en otras circunstancias, pero los agentes de
las fuerzas del orden estarán "atentos a lo que hagan".
El subdelegado ha descartado reforzar el
número de agentes porque "con los hay es suficiente, no es nada
especial", y ha dicho que es normal la alarma entre los vecinos,
"porque llega gente nueva y es una pedanía donde vive poca gente".
Federico Pozuelo ha insistido en que
estarán "al tanto" de posibles conflictos, pero "no hay nada
más" que la alarma de los vecinos por algún incidente puntual.
www.ABC.es
La
mayoría de menores en acogimiento familiar se adapta positivamente según un
estudio de la Universitat Jaume I (UJI)
El estudio ofrece una " visión
positiva sobre el crecimiento personal e interpersonal ante la adversidad del
menor en acogida"
Explica la investigadora que "el
niño muchas veces por primera vez obtiene una imagen positiva de sí mismo y eso
le ayuda a adaptarse mejor y a crecer"
El estudio concluye que el autoconcepto
que tiene de sí mismo el menor es la variable más determinante de cara a una
correcta adaptación a la familia y revela que es falsa la creencia popular de
que son menores muy problemáticos. En el caso de la provincia de Castellón,
analizado en la tesis “La adaptación del menor al proceso de acogimiento
familiar”,el 92% de los menores a los que se hizo seguimiento
alcanzaron una convivencia positiva con la familia de acogida y el 60%
de ellos no presentaban problemas psicológicos de ningún tipo.
A pesar de que los menores en acogida proceden de familias multiproblemáticas, con antecedentes de negligencia principalmente, presentan después de más de un año conviviendo con las familias de acogidas altos niveles generales de autoconcepto, ausencia de problemas psicológicos y una buena adaptación al acogimiento valorada por ellos mismos y por los profesionales. Alicia Ballester, autora de la tesis, destaca que estas conclusiones ofrecen “una visión positiva sobre el crecimiento personal e interpersonal ante la adversidad del menor en acogida”.
Para el desarrollo de la tesis se estudió la situación de 25 menores, que representaban la práctica totalidad de casos de acogimiento familiar en la provincia de Castellón ya que únicamente se excluyeron los casos de bebés y aquellos que llevaban menos de un año con la familia de acogida. En este sentido, Lidón Villanueva, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación y directora de la tesis, destaca el escaso número en la provincia de Castellón de familias ajenas de acogida, es decir, aquellas que no tienen ningún lazo biológico con el menor.
“El estudio revela que es falsa la creencia de que el menor en acogida tiene problemáticas importantes, ya que en la mayoría de los casos no aparecen problemas psicológicos ni de ningún tipo a pesar de haber pasado algunos de ellos por experiencias de maltrato, por acogimientos residenciales y por situaciones que harían probable que aparecieran problemas. Pero el dato curioso y optimista es que no se dan y, en todo caso, si se presentan problemas son mayoritariamente de conducta”, explica Villanueva.
El estudio ha analizado diversas variables como las condiciones previas del menor, las características de los padres de acogida, la personalidad del menor, etc., resultando que la variable que mejor permite predecir una buena adaptación es el autoconcepto del menor. “De todas las variables estudiadas, la que nos da la pista de si va a estar bien es el concepto que el menor tenga o se esté formando de sí mismo”. “La mejora de este autoconcepto es en gran medida resultado del efecto positivo de los padres de acogida, del cariño y el amor que le dan”, explica la investigadora ya que “el niño muchas veces por primera vez obtiene una imagen positiva de sí mismo y eso le ayuda a adaptarse mejor y a crecer”. Por ello, entre las conclusiones de la tesis se destaca la necesidad de formar a los padres de acogida en habilidades de estimulación y potenciación del autoconcepto. “Nos interesa el éxito de la acogida y sabemos que trabajando el autoconcepto va a ir bien”, destaca la investigadora.
En el caso de los menores que han sufrido situaciones de maltratos, el autoconcepto suele ser más negativo, según revela el estudio. Sin embargo, “aquellos menores cuyos padres tienen alguna problemática como adicciones, problemas psicológicos, etc., presentan autoconceptos más altos incluso que la media, es decir, ante las dificultades de sus padres ellos tienen la capacidad de distanciarse y ser autónomos, de decir esos son los problemas de mis padres y yo soy otra cosa. Eso dice mucho a favor de la resiliencia de estos niños para salir adelante y del efecto de las familias acogedoras con las que están”. La media del tiempo de permanencia con la familia de acogida entre los menores estudiados era de 6 años y la conclusión es que “esa permanencia en una familia positiva hace que los menores puedan superar sus experiencias pasadas, distanciarse de ellas, crecer y renacer frente a la adversidad. Este es el mensaje más positivo de este estudio”, resalta la profesora.
La metodología utilizada para desarrollar el estudio ha consistido en la realización de cuestionarios a los menores, a las familias de acogida y a los técnicos encargados de realizar el seguimiento, que se repitieron a los dos años. En este tiempo, de los 25 menores analizados, únicamente se produjo un caso de renuncia por parte de la familia de acogida ante los problemas de adaptación; mientras que otra de las menores decidió volver con su familia biológica al alcanzar la mayoría de edad. En este caso, Lidón Villanueva asegura que “lo normal es que cuando vuelva con sus padres ese autoconcepto, esas habilidades que ha adquirido las mantenga e incluso las transmita a su familia biológica”.
Faltan familias de acogida
El perfil de las familias acogedoras en la provincia de Castellón es de padres con estudios medios y con edades muy altas, el 80% de los cuales tienen hijos biológicos y algunos incluso nietos. En gran parte de los casos la madre, ama de casa, se encarga del cuidado de los menores. Además, la mayoría tienen acogimientos sucesivos ya que casi todos repiten. “Para las familias la experiencia es totalmente positiva, desearían más espacio físico y más tiempo para tener más oportunidades de ayudar a los chavales. Y eso a pesar de que cuentan que el momento de la despedida es duro, porque es necesario que se produzca una vinculación afectiva, pero ellos tienen la gratificación de que pueden acoger a un nuevo menor y de que luego muchos mantienen relación”. Desde el primer momento que entra el menor a una casa, los técnicos advierten a la familia de que tienen que preparar la despedida. Por ello, el acogimiento es un sentimiento altruista, sin sentido de propiedad y en el que lo que se busca es hacer el bien a muchos niños y niñas.
El bajo número de familias acogedoras en la provincia de Castellón hace necesaria, según Villanueva, la difusión de este recurso, especialmente entre nuevos perfiles como colectivos relacionados con el cuidado a los demás, de forma que se contara también con familias acogedoras más profesionalizadas como ocurre en otros países europeos y que resultan especialmente útiles para la acogida de menores que requieren cuidados especiales. Además de este tipo de acogimiento de menores con necesidades educativas especiales, hay distintos tipos de acogimientos: de urgencia, para tan solo unos días o semanas hasta que se busque una salida a una situación sobrevenida; acogimiento simple, de uno o dos años; y permanente, cuando se superan estos tiempos. Entre las conclusiones de la tesis se hace hincapié en la necesidad de divulgar este recurso con el fin de conseguir más familias voluntarias, de cualquiera de estos tipos, ya que se ha demostrado que los resultados son altamente positivos.
A pesar de que los menores en acogida proceden de familias multiproblemáticas, con antecedentes de negligencia principalmente, presentan después de más de un año conviviendo con las familias de acogidas altos niveles generales de autoconcepto, ausencia de problemas psicológicos y una buena adaptación al acogimiento valorada por ellos mismos y por los profesionales. Alicia Ballester, autora de la tesis, destaca que estas conclusiones ofrecen “una visión positiva sobre el crecimiento personal e interpersonal ante la adversidad del menor en acogida”.
Para el desarrollo de la tesis se estudió la situación de 25 menores, que representaban la práctica totalidad de casos de acogimiento familiar en la provincia de Castellón ya que únicamente se excluyeron los casos de bebés y aquellos que llevaban menos de un año con la familia de acogida. En este sentido, Lidón Villanueva, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación y directora de la tesis, destaca el escaso número en la provincia de Castellón de familias ajenas de acogida, es decir, aquellas que no tienen ningún lazo biológico con el menor.
“El estudio revela que es falsa la creencia de que el menor en acogida tiene problemáticas importantes, ya que en la mayoría de los casos no aparecen problemas psicológicos ni de ningún tipo a pesar de haber pasado algunos de ellos por experiencias de maltrato, por acogimientos residenciales y por situaciones que harían probable que aparecieran problemas. Pero el dato curioso y optimista es que no se dan y, en todo caso, si se presentan problemas son mayoritariamente de conducta”, explica Villanueva.
El estudio ha analizado diversas variables como las condiciones previas del menor, las características de los padres de acogida, la personalidad del menor, etc., resultando que la variable que mejor permite predecir una buena adaptación es el autoconcepto del menor. “De todas las variables estudiadas, la que nos da la pista de si va a estar bien es el concepto que el menor tenga o se esté formando de sí mismo”. “La mejora de este autoconcepto es en gran medida resultado del efecto positivo de los padres de acogida, del cariño y el amor que le dan”, explica la investigadora ya que “el niño muchas veces por primera vez obtiene una imagen positiva de sí mismo y eso le ayuda a adaptarse mejor y a crecer”. Por ello, entre las conclusiones de la tesis se destaca la necesidad de formar a los padres de acogida en habilidades de estimulación y potenciación del autoconcepto. “Nos interesa el éxito de la acogida y sabemos que trabajando el autoconcepto va a ir bien”, destaca la investigadora.
En el caso de los menores que han sufrido situaciones de maltratos, el autoconcepto suele ser más negativo, según revela el estudio. Sin embargo, “aquellos menores cuyos padres tienen alguna problemática como adicciones, problemas psicológicos, etc., presentan autoconceptos más altos incluso que la media, es decir, ante las dificultades de sus padres ellos tienen la capacidad de distanciarse y ser autónomos, de decir esos son los problemas de mis padres y yo soy otra cosa. Eso dice mucho a favor de la resiliencia de estos niños para salir adelante y del efecto de las familias acogedoras con las que están”. La media del tiempo de permanencia con la familia de acogida entre los menores estudiados era de 6 años y la conclusión es que “esa permanencia en una familia positiva hace que los menores puedan superar sus experiencias pasadas, distanciarse de ellas, crecer y renacer frente a la adversidad. Este es el mensaje más positivo de este estudio”, resalta la profesora.
La metodología utilizada para desarrollar el estudio ha consistido en la realización de cuestionarios a los menores, a las familias de acogida y a los técnicos encargados de realizar el seguimiento, que se repitieron a los dos años. En este tiempo, de los 25 menores analizados, únicamente se produjo un caso de renuncia por parte de la familia de acogida ante los problemas de adaptación; mientras que otra de las menores decidió volver con su familia biológica al alcanzar la mayoría de edad. En este caso, Lidón Villanueva asegura que “lo normal es que cuando vuelva con sus padres ese autoconcepto, esas habilidades que ha adquirido las mantenga e incluso las transmita a su familia biológica”.
Faltan familias de acogida
El perfil de las familias acogedoras en la provincia de Castellón es de padres con estudios medios y con edades muy altas, el 80% de los cuales tienen hijos biológicos y algunos incluso nietos. En gran parte de los casos la madre, ama de casa, se encarga del cuidado de los menores. Además, la mayoría tienen acogimientos sucesivos ya que casi todos repiten. “Para las familias la experiencia es totalmente positiva, desearían más espacio físico y más tiempo para tener más oportunidades de ayudar a los chavales. Y eso a pesar de que cuentan que el momento de la despedida es duro, porque es necesario que se produzca una vinculación afectiva, pero ellos tienen la gratificación de que pueden acoger a un nuevo menor y de que luego muchos mantienen relación”. Desde el primer momento que entra el menor a una casa, los técnicos advierten a la familia de que tienen que preparar la despedida. Por ello, el acogimiento es un sentimiento altruista, sin sentido de propiedad y en el que lo que se busca es hacer el bien a muchos niños y niñas.
El bajo número de familias acogedoras en la provincia de Castellón hace necesaria, según Villanueva, la difusión de este recurso, especialmente entre nuevos perfiles como colectivos relacionados con el cuidado a los demás, de forma que se contara también con familias acogedoras más profesionalizadas como ocurre en otros países europeos y que resultan especialmente útiles para la acogida de menores que requieren cuidados especiales. Además de este tipo de acogimiento de menores con necesidades educativas especiales, hay distintos tipos de acogimientos: de urgencia, para tan solo unos días o semanas hasta que se busque una salida a una situación sobrevenida; acogimiento simple, de uno o dos años; y permanente, cuando se superan estos tiempos. Entre las conclusiones de la tesis se hace hincapié en la necesidad de divulgar este recurso con el fin de conseguir más familias voluntarias, de cualquiera de estos tipos, ya que se ha demostrado que los resultados son altamente positivos.
www.universia.es
Los
nuevos tipos de familia representan ya el 10% del total de los hogares
madrileños
·
Cada vez hay más parejas
homosexuales con hijos.
·
También más progenitores
solteros y hermanos de diferente padre.
·
Hace diez años las
neofamilias eran sólo el 3%.
20.03.2009
Hace una
década, cuando le pedías a un niño que dibujara una familia, prácticamente
todos trazaban un papá, una mamá y sus hijos. Al que no dibujaba eso, casi le
llevaban al psicólogo.
Ahora, si se
hace la misma prueba, habrá niños que dibujen sólo a un papá o a una mamá,
otros que se representarán a sí mismos junto a sus dos progenitores varones y
otros que trazarán a sus hermanos, a su madre, a su padre, a la nueva mujer de
éste y a la nueva pareja de aquélla. En el colegio ya no lo verán como un bicho
raro.
La familia
tradicional es aún hegemónica, pero los nuevos modelos han crecido de manera
firme".
Los nuevos
tipos de familias se han hecho un hueco en la sociedad. Estas neofamilias ya
representan el 10% de los hogares madrileños, según estiman los sociólogos
consultados por 20 minutos.
"La
familia tradicional sigue siendo hegemónica, pero en la última década los
nuevos modelos de hogar han crecido de manera firme", explica el experto
Roberto Barbeito. A finales de los 90 sólo había en Madrid un 3% de hogares
diferentes al tradicional, según estima el sociólogo Lorenzo Díaz.
Del divorcio a los gays
El primer paso
para la irrupción de las neofamilias se dio tras la Ley del Divorcio de 1981.
"A partir de ahí, los núcleos empezaron a disgregarse y se formaron hogares
donde conviven hijos de diferentes matrimonios", recuerda Barbeito. Otros
hitos fueron la normalización de la reproducción asistida (que permitió tener
hijos a las madres solteras) y la legalización de las parejas de hecho.
Pero, sobre
todo, "el matrimonio gay ha tenido un impacto decisivo en la idea de
familia. No son muchas parejas, pero han sido cruciales para la apertura de las
mentes", añade Barbeito. El matrimonio gay ha tenido un impacto decisivo
en la idea de familia".
En 2005 se
permitió la adopción a los matrimonios homosexuales. En 2006, la Asociación de
Familias de Gays y Lesbianas con Hijos (Galehi) tenía 35 asociados en Madrid.
En la actualidad son 200 parejas.
Los expertos
coinciden en que el panorama ha cambiado muy rápidamente. "En sólo dos
décadas hemos pasado de la familia patriarcal (abuelos, tíos, padres y niños
viviendo juntos) a la nuclear (padre, madre e hijos) y, de ahí, el salto a la
monoparental (un solo progenitor, hombre o mujer)", cuenta Díaz.
Este despegue
ha sido mayor en Madrid que en el resto de las regiones
españolas. "Los madrileños están a la cabeza en tolerancia hacia este tipo
de familias; la de aquí es una sociedad mucho más moderna y desarrollada",
según Barbeito. "La vida urbana y la convivencia de gente diversa facilita
la aparición de nuevas formas familiares", añade.
Compañeros de piso y comunas
Las familias
cambian. Y las formas de convivencia también. Los pisos compartidos entre
desconocidos están proliferando en Madrid. Ya no sólo conviven estudiantes,
sino que cada vez hay más treintañeros solteros y cuarentones divorciados que
buscan compañero de piso. Además, la llegada de inmigrantes ha traído otro
fenómeno: viviendas compartidas por varias familias, o comunas, para pagar
menos por el alquiler. Los sociólogos también hablan de hermanos que vuelven a
vivir juntos cuando llegan a la vejez y de matrimonios que viven separados en
diferentes ciudades por razones de trabajo.
La 'falta de comunicación' entre padres e hijos
y la 'sobreprotección', los principales errores de las familias
La 'falta de
comunicación' entre padres e hijos y la 'sobreprotección' de los progenitores
sobre sus descendientes son los principales errores de las familias, según
revela una investigación realizada por el psicólogo y pedagogo terapeuta Javier
Urra para realizar una radiografía de la familia española.
EUROPA PRESS
28/02/2009
Durante una
conferencia de Urra en el Foro María José Jove 2009 de A Coruña, el experto
afirmó que en la sociedad actual esa 'sobreprotección' paterna puede ser
'perjudicial'. 'Los padres dejan de abrirse al diálogo, muchas veces, porque
tienen miedo a dañar o a preocupar a sus hijos', apuntó, una actitud que
repercute, a su vez, en un ocultismo por parte de sus sucesores.
'Los hijos callan las malas notas e incluso las buenas para que los padres no se acostumbren a los resultados frecuentes', indicó, una actitud provocada por el 'miedo a que no sean comprendidos'.
Por tanto, y según Urra, esa 'falta de comunicación' y 'lo que callan los padres' son algunas de las equivocaciones responsables de generar los principales problemas en las relaciones familiares.
Para zanjar estos desaciertos, el experto propuso 'abrir la comunicación' y 'favorecer el diálogo' entre las dos partes. 'Son los padres lo que deben abrir una puerta a la comunicación y a la confianza mutua para permitir que los niños también lo hagan', recomendó.
'¿Que ocultan nuestros hijos?'
Estas conclusiones forman parte del estudio desarrollado por el ex Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid (1996-2001) con la ayuda de más de 5.000 padres y madres de las zonas urbanas y rurales de toda España, incluida Galicia, y recogidas en el libro '¿Qué ocultan nuestros hijos?'.
El Foro María José Jove es una iniciativa que permite reunir a padres e hijos en torno a invitados de relevancia del campo de la ciencia, las artes y la educación. Así, mientras que los progenitores reciben una charla sobre el tema de la jornada, los niños participan en un taller que gira en torno a la ponencia a la que asisten sus procreadores.
'Los hijos callan las malas notas e incluso las buenas para que los padres no se acostumbren a los resultados frecuentes', indicó, una actitud provocada por el 'miedo a que no sean comprendidos'.
Por tanto, y según Urra, esa 'falta de comunicación' y 'lo que callan los padres' son algunas de las equivocaciones responsables de generar los principales problemas en las relaciones familiares.
Para zanjar estos desaciertos, el experto propuso 'abrir la comunicación' y 'favorecer el diálogo' entre las dos partes. 'Son los padres lo que deben abrir una puerta a la comunicación y a la confianza mutua para permitir que los niños también lo hagan', recomendó.
'¿Que ocultan nuestros hijos?'
Estas conclusiones forman parte del estudio desarrollado por el ex Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid (1996-2001) con la ayuda de más de 5.000 padres y madres de las zonas urbanas y rurales de toda España, incluida Galicia, y recogidas en el libro '¿Qué ocultan nuestros hijos?'.
El Foro María José Jove es una iniciativa que permite reunir a padres e hijos en torno a invitados de relevancia del campo de la ciencia, las artes y la educación. Así, mientras que los progenitores reciben una charla sobre el tema de la jornada, los niños participan en un taller que gira en torno a la ponencia a la que asisten sus procreadores.
www.laregion.es
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